miércoles, 7 de diciembre de 2016

¿Conoces el COLTÁN?

Cuando llegan las fiestas de primeros de diciembre se nota en el ambiente que nos vamos acercando a la Navidad.

Las calles se llenan de gente. Todos hablamos de compras, de regalos, de celebraciones en familia, de reencuentros, de reuniones.

Todo eso está muy bien pero, ante este gran revuelo consumista, no viene mal hacer una pequeña reflexión que nos muestre que existen otras realidades muy alejadas de nuestra "Navidad".

Nadie duda de que nos encontramos inmersos en plena era tecnológica. Sería ya inimaginable una vida sin ordenadores, sin tablets o sin móviles porque parece que con ellos todo resulta más fácil.

Es cierto que la ciencia y la ingeniería avanzan a velocidad de vértigo, pero también es cierto que siguen dándose situaciones difíciles de comprender viviendo en el siglo XXI: hambrunas, desigualdades, explotación, maltrato, violación de derechos humanos...

No se trata tanto de provocar malestar como de aprender a ser críticos sobre cuestiones que afectan a nuestro mundo.

Hoy voy a referirme a una de esas realidades, tal vez no muy conocida:


¿qué es el COLTÁN?

Es probable que no hayas oído hablar nunca hablar de él pero debes saber que es una de las materias primas más utilizadas en la fabricación de componentes electrónicos.


El coltán es una mezcla de minerales: columbita y tantalita. Su importancia radica en su contenido en tantalio. 

Conviene saber que los condensadores son vitales en el funcionamiento de cualquier aparato electrónico. Con los de tantalio podemos conseguir mayor capacidad (cualidad de almacenar carga eléctrica en un condensador) en menor tamaño con respecto a los habituales de aluminio.

Así se justifica la disminución progresiva del tamaño de nuestros teléfonos.

La República Democrática del Congo tiene el 80 % de las reservas de coltán. Sin embargo, llama la atención descubrir el riesgo extremo que sufren los que extraen el producto y cómo son los niños los que lo transportan sobre sus cabezas.

Después de ver este vídeo te resultará difícil no cuestionarte sobre los tremendos desajustes que aún nos encontramos entre países y entre personas.


No pretendo convencer a nadie de dejar de utilizar estos dispositivos, tampoco tendría mucho sentido porque todos los usamos, pero sí me gustaría terminar pensando que ha sido posible concienciarte de que algo debe cambiar en el mundo y que todos debemos ser PROTAGONISTAS de ese cambio.

¿¿NOS UNIMOS??