lunes, 3 de octubre de 2016

¿Quién es el PRÓJIMO para un profesor?


Imagen: ACI Prensa

El pasado 14 de marzo de 2015, el Papa Francisco recibía a una representación de miembros de la Unión Católica Italiana de Profesores, Dirigentes, Educadores y Formadores (UCIIM). Aquel día me sentí muy interpelado por sus palabras. Merece la pena tenerlas en cuenta en este comienzo de curso, cuando estamos conociendo a nuestros alumnos, preparando materiales, organizando cuadernos y aplicando metodologías que favorezcan nuevos modelos de aprendizaje.

En primer lugar, pidió permiso para tratarlos como "colegas", ya que "también yo fui profesor como ustedes y conservo un bonito recuerdo de los días vividos en el aula con los estudiantes".

"Es un trabajo precioso porque permite ver crecer día a día a las personas que han sido confiadas a nuestro cuidado". "Es un poco como ser padres, al menos espiritualmente".

"Se comparte siempre el propio trabajo con otros compañeros y con toda la comunidad educativa". De ahí la importancia del trabajo en equipo, mostrando a los demás nuestras propuestas más innovadoras, nuestros desafíos, nuestras equivocaciones y nuestros logros. De ahí el sentido de este blog que pretende ser también un lugar de recogida de experiencias educativas que pueden ayudar a otros.

"Nos podemos preguntar: ¿quién es el prójimo para un profesor? ¡El prójimo son los alumnos!, aquellos con los que transcurren los días, los que tienen en él un guía, una dirección, una respuesta".

Desde ese momento, fortalecí aún más el modelo de maestro que he ido creando a lo largo de los años: una persona exigente pero cercana; que se preocupa y está atenta a las necesidades, comprometida con la formación académica y, por supuesto, con la formación humana. 

¿Qué trato podría dar al prójimo?

Ha pasado más de un año pero todavía recuerdo muy bien cómo me inspiraron aquellas recomendaciones. Desde mi profesión y desde mi fe, creo que me invitan a "amar con mayor intensidad a los estudiantes más difíciles, más débiles, más desfavorecidos. Amar más a los estudiantes que no quieren estudiar, aquellos que se encuentran en condiciones de privación, los discapacitados y los extranjeros, que hoy son un gran desafío para la escuela".

Como Jesús, deseo abrir las puertas de mis clases y de mi corazón para que "mis prójimos" se sientan acogidos, respetados, alegres, cómodos, esperanzados, fortalecidos...


Imagen: Fano

Es importante "empeñarse en las periferias de las escuelas, que no pueden ser abandonadas a la marginación, a la ignorancia, a la mala vida".

Debemos dar "un sentido a la escuela, al estudio y a la cultura, sin reducir todo a la mera transmisión de conocimientos, sino apuntando a construir una relación educativa con cada alumno, que debe sentirse acogido y amado por lo que es, con todas sus limitaciones y sus potenciales".

Quiero tener muy en cuenta todas estos consejos. Aprovecho para dejar mis impresiones por escrito y si algún compañero de profesión, algún alumno o alguna familia se ha molestado en leerlas podrá entender lo que es EDUCAR  desde la vocación. 

Agradezco enormemente sus últimas palabras: "los animo a renovar su pasión por el hombre en su proceso de formación y a dar testimonio de vida y esperanza".

Que así sea.